En Bolivia no hubo un golpe de Estado

Para Folha

Bolivia tuvo un largo ciclo de gobiernos militares, que empezó en 1964 y terminó recién en 1982, con la recuperación de la democracia. La última fase de ese largo período fue la peor de todas.

El general Luis García Meza tomó el poder el 17 de julio de 1980 en un cruento golpe de Estado y luego se embarcó en un narcogobierno rechazado por toda la comunidad internacional. El descaro de los militares encargados de ese gobierno, afectados hasta el cuello por la corrupción y los abusos a los derechos humanos que desataron, terminaron provocando su caída el 10 de octubre de 1982.

Obreros, campesinos, estudiantes y partidos de izquierda hicieron una resistencia valiente contra ese régimen, mientras líderes internacionales hacían denuncias constantes por los excesos cometidos.

Fue tan violento y tan inescrupuloso el gobierno de García Meza, que el prestigio de las FFAA estaba por los suelos. Sus primeros comandantes en la era democrática empezaron una estrategia de normalizar su trabajo, basado en dos pilares: uno, cumplir con una irrestricta subordinación ante las autoridades civiles y, segundo, mantener un perfil bajo y de tipo institucional.

Desde entonces, en un país marcado por los golpes de Estado, 45 en total en 194 años de vida republicana, las FFAA han procurado afianzar su imagen como una entidad que garantiza el cumplimiento de la Constitución, pero no interviene en la política interna.

En los 37 años de democracia boliviana, en dos ocasiones las FFAA han actuado de una manera política, en ambas habiendo sido el último factor que determinó la caída de dos presidentes. En 2003, tras semanas de protestas antigubernamentales, que provocaron la muerte de más de 60 personas, finalmente el Ejército se comunicó con el entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada para decirle que sus efectivos no reprimirían más a los manifestantes. En ese momento, Sánchez de Lozada renunció y tomó un vuelo comercial hacia EEUU, donde denunció que se había producido un golpe de Estado, supuestamente orquestado por agentes cubanos y con la participación incluso operadores sirios. El expresidente sigue residiendo en ese país.

La segunda vez que actuaron, de una manera sorprendentemente similar, ocurrió el domingo pasado, cuando tras semanas de masivas protestas y un amotinamiento policial, las FFAA primero dijeron que no actuarían contra los manifestantes y, después, le “sugirieron” a Morales que renunciara. Antes de ello se habían producido ya numerosas renuncias de autoridades gubernamentales. Era cuestión de horas que Morales lo hiciera, por otra razón adicional: desde el viernes 8 no podía siquiera llegar a su despacho en el Palacio de Gobierno, que estaba rodeado de miles de manifestantes opositores. Pero hay más, su situación era totalmente insostenible desde el momento en que la OEA confirmó que se había producido fraude en las elecciones presidenciales del 20 de octubre y que éstas debían ser anuladas

En las dos ocasiones mencionadas, las renuncias permitieron la pacificación. Tras la de Sánchez de Lozada se dio el traspaso de mando al vicepresidente Carlos Mesa y, luego de la renuncia de éste, se abrió el camino hacia los casi 14 años de gobierno de Morales. Ahora, la acción de las FFAA también abrirá, se espera, una vía hacia la normalización democrática. Una vez que se elija a la senadora Jeanine Añez como presidenta interina, lo que se cree podría suceder en las próximas horas, se convocará a elecciones en el plazo más breve posible. Morales, además, había perdido un referéndum en 2016 y no podía candidatear una vez más a la presidencia. Si no hubiera pretendido eternizarse en el poder, violando el voto popular y su propia Constitución, el país se hubiera evitado la polarización y la violencia presente hoy en las calles.

Aunque la izquierda a nivel internacional, desde Lula Da Silva en Brasil, pasando por Jeremy Corbyn en Gran Bretaña y Bernie Sanders en EEUU, insiste en que lo que vivió el país fue un golpe de Estado, la realidad es otra. Sánchez de Lozada, como Morales, no tenían ya chances de seguir en el poder. ¿Revuelta popular que condujo a la renuncia? Sí. ¿Golpe de Estado? No.

Raúl Peñaranda U. es periodista boliviano. Dirige el portal de noticias Brújula Digital